24/7/08

Los peatones avileños*

Los abulenses tenemos una forma muy particular de cruzar las calles, única en el mundo. Debería figurar en las guías turísticas como deporte de riesgo. Al igual que en Pamplona los corredores se juegan el tipo delante de los toros, aquí nos jugamos el tipo cruzando la calzada. Los accidentes son frecuentes y más de uno se deja la vida en esta peculiar forma de vida. Como tampoco soy ajeno a este hecho tan nuestro, intentaré comentar mis experiencias desde ambos lados de la barrera calzada.

Como viandante.
Nunca me había fijado en cómo cruzaba la calle hasta que lo comenté con mis primos, que no son de Ávila. El detonante fue que un día que íbamos juntos nos disponíamos a cruzar un paso de peatones. Ellos pararon en seco, yo crucé. Total, el coche venía a más de 50 metros, ni siquiera tuvo que frenar. Bueno sí, frenó y paró para que los muy cagones cruzaran. Entonces comenzamos una interesante conversación. Me comentaron que donde viven ellos cruzar un paso con tanta tranquilidad era una temeridad, que tenían que esperar a que ningún vehículo se divisara en el horizonte para poder cruzar con total seguridad. La verdad es que en nuestra ciudad tenemos mucha suerte. Los coches paran en los pasos de peatones.

Escribir esta entrada se me ocurrió a partir de una noticia del atropello de dos abueletes en la Avenida Juan Carlos I acaecido a día de ayer. Lo curioso es que cruzaban por medio de la calzada, no por el paso de peatones. Seguro que ni siquiera miraron.

Como conductor.
Hay que tener mil ojos con los ancianos. Ya cuando me estaba sacando el carné de conducir los temía. Tienen la mala costumbre, aunque muy propagada y generalizada, de pararse frente al paso de peatones, esperar a que venga un coche, y optar por dos opciones: 1. Se tiran, sorprendiéndote y haciendo dar un frenazo. En caso contrario, que no te des cuenta, ya te los has llevado por delante. 2. Hacen amago de pasar, haciéndote frenar, pero luego se quedan en el sitio y te mandan pasar. Dos formas de joder al personal. Y si no paras prepárate para recibir sus improperios garrota al viento. Eso siempre y cuando no estén cruzando por donde les da la gana, sin mirar y en diagonal.

Claro, luego dicen que los conductores van como locos y el ayuntamiento les da la razón, algo totalmente comprensible, son su mayor fuente de votos para alimentar en caciquismo. Dentro de esta complicidad ayuntamiento-tercera edad no se les ocurre otra cosa a nuestros gobernantes que plantar cientos de pasos elevados. Algunos de ellos tienen tal vertiginosidad que te preocupas más de la parábola que va a describir tu vehículo al ascender por ellos que de los posibles peatones que lo estén cruzando en ese momento.




*Despues de lo expuesto ya habréis comprendido el porqué los peatones no son abulenses, sino avileños, como las vacas.

22/7/08

De héroes y drogadictos


Tras el comienzo del Tour vuelven a ponerse en conocimiento de todos nuevos casos de dopaje. Los medios arremeten contra equipos y corredores como si fueran drogadictos empedernidos. No quiero excusarles, pero reconozco que el ciclismo es un deporte muy poco agradecido. La mayoría de los corredores ganan lo justo para vivir y entrenan cada día varias horas haciendo cientos de kilómetros para prepararse para una carrera. Ganar una etapa en el Tour les catapulta a un status muy superior al de la mayoría del pelotón. Por eso muchos ciclistas recurren a métodos poco limpios para dar espectáculo y obtener la gloria. Al que pillan está estigmatizado para toda su carrera deportiva. Aunque también hay que reconocer que la persecución sistemática que se hace en el ciclismo no se lleva a cabo en otros deportes. Me imagino a comisarios haciendo una prueba de sangre por sorpresa a los futbolistas a las 4 de la mañana. La mitad ni siquiera necesitaría someterse a prueba, pues se les encontraría en cualquier pub borrachos como cubas. Y estos señores el domingo siguiente juegan durante 90 minutos donde es igual que fallen, se les perdona, donde es igual que no corran, se les perdona. Y son ídolos de la afición. Nunca han entrenado más de 3 horas seguidas y la gente les aclama, les adora, les idolatra. Y ganan una millonada. Pero al ciclista que da positivo un día se le somete a un público escarmiento. Es igual que se jueguen el tipo cada día entrenando por carreteras atestadas de coches que no les respetan. Siempre serán los malos de la película, mientras los futbolistas que cuando ganan algo se embriagan públicamente no solo no son recriminados sino que los mismos periodistas les ríen las chanzas propias de la melopea. El caso más actual lo vimos cuando la selección ganó la Eurocopa, todo un ejemplo para los niños. ¿Cómo tienen las autoridades la osadía de ir condenando luego el botellón? El que siembra vientos que se prepare para las tempestades y que no haga como que le sorprende cuando éstas lleguen.

10/7/08

La pescadilla que se quema la cola

Otro verano más. Otra temporada contra los incendios más. Grandes anuncios en todos los medios del enorme esfuerzo que se hace en la movilización de medios técnicos y humanos para sofocar los incendios. Las bases de helicópteros repletas de jóvenes y no tan jóvenes, pero sí muy preparados físicamente, dispuestos a detener el avance de las llamas. Un derroche mediático que a fin de cuentas no acaba sirviendo para nada. Y este año se prevé que será peor, por la cantidad de lluvias que se sucedieron recientemente. El derroche efectivo no se hace a estas alturas. Cuando tienen que movilizar más medios es para tener los campos limpios. De esta manera es muy difícil que se extienda un incendio, ni siquiera provocado. En zonas boscosas ya se hacen grandes esfuerzos, pero en el monte bajo y en antiguas zonas agrarias abandonadas la maleza invade la práctica totalidad del campo y en caso de producirse un fuego las consecuencias serán infinitamente peores de lo que serían si esos campos estuviesen en uso. Esto es la pescadilla que se muerde la cola, se abandona el campo, la maleza ocupa todo, se produce el incendio, se arrasa tanto lo cuidado como lo descuidado, se pierden las pocas producciones que quedan, se abandona el campo más aún. Y si a todo esto añadimos una pizquita de falta de concienciación ya tenemos el caldo de cultivo de la decadencia del medio rural.

Según los datos publicados en diversos medios locales, en la provincia de Ávila se han producido hasta finales de junio de este año 99 incendios, de los cuales tan solo 2 fueron por causas naturales (tormentas). Y no solo se producen incendios intencionados, también los hay debidos a descuidos. De nuevo cambiamos un lema justo por otro más apropiado a la mentalidad que domina en este país de pandereta. Hemos pasado olímpicamente de “cuidar el entorno es labor de todos” porque lo que mola y con lo que la gente se escojona (a mi no me hace ni puta gracia) es el de “el bosque es de todos, quema tu parte”. Así somos los domingueros que lejos de apreciar el entorno que visitamos hacemos de él nuestro vertedero particular. Y hablo en primera persona del plural porque por mucho que uno intente causar el mínimo impacto en el medio siempre se pone el granito de arena en la degradación de los ecosistemas.

Esto es muy sintomático de las facilidades que se ponen a los pirómanos. El sistema judicial cojea por muchos sitios, este es uno de ellos. Sale muy barato arruinar la vida a cientos de personas, acabar con su modo de vida, arrasar un medio natural que tardará decenas de años en volver a recuperar su aspecto originario. Pero el terrorismo que interesa a los políticos es otro, a ellos no les interesa ni el bosque, ni el monte, ni los campos. Lo que mola es lo global, el cambio climático, que por cierto hoy vi en la televisión que querían poner mochilas a las vacas para que sus ventosidades no alcanzaran la atmósfera, que contaminan mucho. Este tipo de cosas son por las que se preocupan los políticos y sus lacayos medios de inform… manipulación. Pues me aferro a otra frase mítica: “esto en la Edad Media no pasaba” (bueno, era con Franco). Con la cantidad de picotas y rollos que tenemos en los pueblos no estaría de más un juicio popular a estos terroristas ambientales, vista la incapacidad de la justicia ordinaria. Simplemente tener atado al que se le ocurra quemar alguna parte del municipio durante un tiempo en que los vecinos puedan actuar a su libre albedrío ante tales monstruos (ahora como se llevan los eufemismos creo que a los pirómanos les llaman “enfermos” o algo así).

Hablando de este tema no podemos sino recordar lo acontecido hace ya tres años en Guadalajara, por donde tuve la desgracia de pasar unos días después de la catástrofe viendo la enorme nube de humo y escuchando las conversaciones de la gente que iba en el autobús. Un enorme incendio gestionado de manera más que penosa. ¿Por qué no dejaron que entraran equipos desde Soria, que era lo que caía más cerca? Ah no, calla, que son autonomías diferentes. ¿Para esto queremos las autonomías? ¿Para crear fronteras donde antes solo hubo un mísero límite administrativo? Se ve que para mantener el sistema caciquil no les importa ni las vidas de 11 trabajadores. Un réquiem por ellos.

2/7/08

La Eurocopa, el toro de Osborne y las carreteras

En principio estas tres cosas apenas tienen relación. Se puede resumir este artículo en que en la Eurocopa había gente con banderas que llevaban tatuado el toro de Osborne, ese que está plantado en muchos de los cerros que jalonan las carreteras del Estado, donde se producen los accidentes que llevan a estas vías a engrosar la negra lista de las causas de mortalidad contemporánea: las tres “c” (cáncer, carretera y corazón).

Ya acabó el alboroto de la Eurocopa. Tenemos toooooooodo el verano para aguantar a los futboleros, sus insufribles cánticos y sus proclamas patrióticas. Se ve que no tengo un especial aprecio por el balompié (alias furgol). No acabo de comprender la cantidad de millones que mueve cuando un jugador mediocre de balonmano, si fallara la mitad de lo que falla el mejor delantero del mundo, sería despedido inmediatamente. El fútbol es un juego impreciso, violento y casi siempre aburrido. Pero muy mediático.

Pero bueno, como lo echaban por la tele me he tragado unos cuantos partidos, algunos de ellos de lo más entretenido, para qué mentir. Aunque aún sabiendo que voy a ver el mejor partido de la historia, no pagaría más de 20€ por ver uno en directo. Miles de personas proclamando cánticos guturales y sin coordinación, improperios varios y hasta degenerados tirando la merienda al campo a ver si atinan en la crisma de algún jugador del equipo contrario. Todo ello muy educativo. Como diría Montes, “fútbol, pasión de multitudes”, que debido a su carácter pasional e irracional quedaría mejor con la frase de Marx “el opio del pueblo”. No quiero ni mucho menos comparar a Marx con Montes, aunque si se hiciera una encuesta en cualquier grada de cualquier estadio de fútbol español habría un alarmante porcentaje de gente que desconocería al pensador y te diría alguna patochada del bufón.

El momento de mayor apogeo fue en Cuartos. Te asomabas a la ventana y veías a todo el mundo asomado, celebrando, coreando, gritando. Ese día decidí salir a dar un paseo por la calle, para librarme del bochorno casero y así también vivir un poco el ambiente de fiesta. Coches a toda velocidad dando pitidos. Banderas. Muchas banderas. Muchas banderas de todo tipo, con escudo, sin escudo, bicolores, tricolores, hasta con pollo… Pero había una que me llamó la atención sobre ninguna otra. La del toro de Osborne.

Es curioso como han conseguido hacer de una marca publicitaria un símbolo patrio. Contando por añadido que no es una marca publicitaria normal, de un coche, un banco o un detergente. Publicita ni más ni menos que una bebida alcohólica. Puede que los chavalucos que ahora con tantas ganas hacen ondear banderas con esta silueta no sepan lo que simboliza, pero los mayores, y no tan mayores, sabemos que lo que promociona es un brandy.

Para rematar el despropósito, te colocan unas siluetas enormes de dicho toro en las principales vías de comunicación. Y encima se ve como algo que da prestigio. Increíble. Un país donde gran parte de los accidentes de tráfico se producen por influencia del alcohol (recordemos el accidente de Málaga donde murieron varios turistas finlandeses tras estrellarse contra su autobús un conductor ebrio) y que tenga como principal símbolo de sus carreteras la publicidad de una bebida alcohólica.