11/2/12

Se me hincha la vena

Tenemos un Gobierno que no sabe por dónde se anda. No se ha acomodado en el sillón y ya está incumpliendo su mayor promesa electoral (y que supuestamente va implícita en su ideología) que repitieron hasta la saciedad, la de no subir impuestos. Por no hablar de las contrarreformas varias que no nos llevan a ningún sitio. Ya que hemos quitado a los pobres las parcelas cercanas a la playa, sobra la Ley de Costas y que la primera línea la ocupe quien se lo pueda permitir. Ya se han beneficiado mucho los que apostaron por las renovables, cortamos el grifo y prorrogamos la vida de las obsoletas centrales nucleares que tenemos. Modificamos, una vez más, la educación secundaria y quitamos EpC, quien quiera adoctrinamiento que vaya a misa. Etc., etc.

Tenemos una Oposición que monta una fiesta privada de autobombo difundida días enteros por todos los medios. Algo que en principio a la ciudadanía ni nos va ni nos viene, nos ha servido para dar fe (vale, no soy notario, pero me hacía ilusión decirlo) de que aun habiendo perdido a casi la mitad de la masa social que un día confió en ellos van a seguir en la misma línea autodestructiva.

Tenemos una Justicia muy eficaz con raterillos y camellos de poca monta. Pero cuando un juez osa meter el hocico en los crímenes de la dictadura o en los chanchullos de los políticos, es fulminado sin piedad, no vaya a ser que salga a la luz toda la basura.

Tenemos una situación laboral crítica, crecemos menos y tenemos el paro más alto que Grecia. Allí ya se han echado a la calle, aquí más que echarnos a la calle, nos echan a la calle. Suena parecido pero no tiene nada que ver. Y para colmo se sacan de la manga una reforma laboral que, lejos de dar opciones a los más de cinco millones de parados que hay, se centra en facilitar la destrucción de más empleo todavía.

Con la que está cayendo, aquí no pasa nada, nadie dice nada, nadie hace nada.

¡¡¡Pero que a nadie se le ocurra tocar a nuestros deportistas!!!

A falta de argumentos para sentir apego por un país como éste en el que vivimos, la base del nacionalismo español se sostiene de manera casi exclusiva en los éxitos deportivos. Y en esta llegan los gabachos y se ponen a hacer guiñoles mofándose del dopaje en el deporte de su país vecino. ¡Pero qué se han creído estos francesitos! Ya les mandamos una vez a casa por intentar hacer llegar a dominios de la gloriosa monarquía hispánica esa patochada de la libertad, la igualdad y la fraternidad y lo volveríamos a hacer con la cabeza bien alta. Pues dicho y hecho, la Federación Española de Tenis ni corta ni perezosa demanda a Canal Plus Francia por una parodia en la que salía Nadal. ¿Alguien se imagina a un organismo oficial portugués reclamando a El Intermedio por el enésimo chiste sobre sus toallas? El patrioterismo lleva a situaciones absurdas y surrealistas, aproximándose peligrosamente al fanatismo religioso. ¿Recibirán los productores de Canal Plus amenazas de muerte como el danés que osó caricaturizar a Mahoma?

El caso Contador es de los más paradigmáticos. Un chico humilde, de una ciudad dormitorio del sur de la capital, que cae bien a todo el mundo y, ante todo, que tanto él como su entorno se sienten más españoles que nadie y allá donde van hacen gala de su patriotismo y su amor por la rojigualda.

¿Alguien se acuerda de cómo consiguió su primer Tour? Hagamos memoria. Verano de 2007. Falta menos de una semana para que finalice la ronda gala y el ciclista patrio, Alberto Contador, está a más de 3 minutos del nórdico Michael Rasmussen. Oh, milagro, días después de ser expulsado del equipo nacional, el equipo holandés Rabobank al que pertenece el corredor danés le expulsa de un Tour que tenía más que al alcance y Contador se hace con el maillot amarillo. Razón: no haberse presentado a unos controles. Todo muy legal y profesional.

¿Por qué es sancionado Contador? Según la prensa española porque los franceses nos tienen envidia y Alberto sufre una persecución, pues no han demostrado que se haya dopado. Noooo, no se ha demostrado nada, tan solo hay un análisis que da positivo por un broncodilatador, prohibido por la UCI. Vale que es una cantidad ínfima, pero has dado y punto, no existe un límite permitido como si se tratara de una prueba de alcoholemia. Por supuesto, ganó ese Tour y fue laureado, lo de expulsar al tramposo se lo dejamos a los europeos, nosotros somos más listos. Tiene un tiempo para apelar y explicar cómo ha llegado tal sustancia a su organismo. Y al abogado de turno no se le ocurre otra cosa que decir que se debe a una contaminación alimentaria. Como hemos oído que en América se lo dan a algunos animales, vamos a decir que nos mandaron un solomillo de Irún, a ver si cuela (ya de paso ponemos en tela de juicio la calidad y el control en la industria cárnica). Todo el país se volcó con el ciclista e incluso lideran la campaña de apoyo los que en ese momento eran presidente del Gobierno (Zapatero) y jefe de la oposición (Rajoy). Hoy, con la efectividad de la sanción, sigue gran parte de la sociedad prestando un apoyo incondicional sólo comprensible dentro de nuestras fronteras.

Mientras tanto, unos sindicatos (los mayoritarios cada vez se parecen más al Sindicato Vertical del franquismo) que han perdido la confianza de todos excepto de aquellos que comen de su mano anuncian movilizaciones en las que llevarán la voz cantante y sus pancartas se verán bien en la cabecera de la manifestación para el día siguiente salir guapos en la prensa. Pues oye, casi prefiero liarla parda como los griegos que acudir mansamente a hacer bulto detrás de estos mangantes al servicio del político de turno que les subvenciona para dar el pego de compromiso mientras no dan una voz más alta que otra.

¿Es o no es para que se hinche la vena? Y no por transfusiones ni dopaje precisamente.