2/6/08

Viviendas (principales, secundarias... ruinarias!)

Leí hace unos días en el periódico que una vieja casa en estado ruinoso se había desmoronado debido al granizo. Muy propio del ser humano acusar a los meteoros de todos sus males. Que estás hoy de mal humor… eso es por el tiempo. Que te duelen los huesos… eso va a ser que está cambiando el tiempo. Que se cae un edificio que estaba en ruinas y con las vigas empochecidas… eso ha sido por culpa del tiempo, seguro. Curiosamente ningún otro edificio ha sufrido tales daños. Este maldito tiempo… apuesto lo que sea a que la granizada se concentró precisamente en ese lugar con todo su rigor. El caso es que se derrumbó gran parte del edificio sobre la calle. Por suerte no pasaba nadie en ese momento.

Si los ayuntamientos metieran mano a todos los propietarios que tienen inmuebles que se caen a cachos no se producirían estos “repentinos” accidentes. Este último no es el peor caso de estos despropósitos asociados a la decadencia urbana. Basta subir a la muralla por la Casa de las Carnicerías y asomarse a intramuros camino del lienzo norte. Todavía hay un extenso terreno donde se pueden ver naves de paredes desconchadas y patios colmados de cascotes como si de escombreras se tratase. Pues bien, ya se que es una iniciativa del todo utópica, pero ¿no sería justo exigir a los dueños de los edificios arreglar esas ruinas? Otro ejemplo que se me viene a la cabeza es cuando la duquesa de Alba pretendía que el ayuntamiento de Salamanca fuese quien se encargase del mantenimiento de una propiedad suya, el palacio de Monterrey. ¿Se puede tener más morro?

A este respecto quería hablar de Chávez. Sí, sí, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela (nombre oficial, al igual que al hablar del país en el que vivimos habría que referirse al Reino de España -cosas de la diplomacia-). Vale que no sea el mejor ejemplo de líder democrático. Vale que tenga sus excentricidades. Pero ha llevado a cabo una iniciativa que es uno de sus mayores logros desde mi punto de vista para el futuro de cualquier país/región/población: acabar con los “bienes de manos muertas”. Siempre me ha parecido una gran idea expropiar grandes terrenos incultos a los terratenientes. Es triste que haya jornaleros sin tierra, pero más aún que haya campos perdidos a su suerte. Pues en las ciudades pasa algo parecido con las casas desocupadas.

Una vez más se ha demostrado el afán que tenemos por poseer más y más inmuebles sin saber luego qué utilidad sacarlos. Como en plena ebullición urbanizadora resultaba rentable adquirir un piso ¡venga! Todos a adquirir locales, apartamentos y casas en la periferia. Las primeras consecuencias: miles de pisos abandonados en el centro de las ciudades. Lo curioso es que ningún propietario se preocupa de ellos. ¿Que se cae una cornisa? ¿Que es un nido de infecciones? Mala suerte para los vecinos que no pudieron comprarse otro piso en otro lado, yo me desentiendo de ello y santas pascuas. ¿Que llegan unos chavales y ocupan la casa dándole vida al barrio? Eso si que no, faltaría más. La propiedad es mía y yo tengo derecho a dejarla que se caiga a trozos. Pues bien, ahora QUE SE JODAN todos los que tienen más de una vivienda y no pueden hacer negocio.

La idea que saco de todo esto. Sería necesario un endurecimiento de la ley para que no se produzcan estos casos de abandono y degradación de los cascos antiguos de las ciudades. Si no puedes mantener tu vivienda (secundaria, terciaria o cuaternaria) en condiciones de habitabilidad se te expropia, se paga lo que sea menester, no lo que tu pidas evidentemente, y se da otro uso, pero se aprovecha. Que no vas a vivir allí porque ya tienes tu chalé en una lujosa urbanización de las afueras, tu casita de campo en la sierra y tu apartamento en Torrevieja, no hay problema, pones el piso en alquiler, que así bajan y haces un favor al que no solo no tiene 4 casas sino que tiene que ir mendigando para poder alquilar una pocilga de 30 metros cuadrados compartida con otra familia porque insolidarios como tú no arriendan una vivienda que lleva 20 años sin usarse para nada. Eso sí, todo esto acompañado de una ley más dura que proteja al casero y al inquilino honrado y castigue al casero y al inquilino jeta.

En fin, simples cábalas y utopías que en parte se podrían cumplir si el gobierno tuviese algo más de socialista que el nombre.

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