Después de los últimos casos de apariciones de urbanizaciones en lugares controvertidos de distintos puntos de la provincia de Ávila, trataré de buscar unas razones para explicar este curioso fenómeno. Aquí están mis conclusiones:
1. Los ayuntamientos no tienen un puto duro.
En la provincia de Ávila tenemos una estructura municipal muy fragmentada, donde la mayoría de los municipios no llegan ni a los 500 habitantes y tienen una superficie municipal considerable. Esto repercute en grandes gastos en infraestructuras que tienen que ser financiadas por los ayuntamientos. Estos ayuntamientos están compuestos en gran parte por personas jubiladas, que no ejercen ningún trabajo, no desarrollan ninguna industria y, por tanto, apenas pueden contribuir a las arcas públicas. Si a todo esto le sumamos todos los antiguos pobladores y demás veraneantes que se acercan en época estival, puentes y algún fin de semana nos encontramos temporalmente con pueblos que quintuplican su población. ¿Cómo se financian todos los servicios que necesitan estos visitantes? Con las cuatro perras que tengan las arcas municipales. ¿Cómo se consiguen llenar las arcas? Quien puede monta parques eólicos (véase la Sierra de Ávila), quien no te monta urbanizaciones, legales o ilegales, pero la misión es llenar las arcas para poder hacer frente a las necesidades del municipio.
2. La cercanía de Madrid.
Hay ciertas zonas de la provincia que están influenciadas muy directamente por la cercanía de Madrid. A saber, todo el eje de la A-6 (véase proyectos urbanísticos en Maello, Villanueva de Gómez…), toda la zona Este (Las Navas, Cebreros…) y todo el valle del Tiétar. En el primer caso importa la cercanía de una gran vía de comunicación, en los otros dos un espacio natural atractivo por su riqueza natural.
No veo preocupante el interés por transformar todas estas zonas, pero sí me inquieta que no haya ningún control y los grandes empresarios (de fuera casi todos por cierto) actúen con completa impunidad y a su antojo. Y si os fijáis bien, todas las zonas donde hay proyectos se sitúan en espacios naturales privilegiados. La construcción es una actividad muy a corto plazo. Por esta razón los constructores no se preocupan en forestar una zona donde poder construir ofreciendo un ambiente ideal, simplemente compran el bosque y arrasan con todo lo necesario para poder construir las viviendas unifamiliares.
3. La permeabilidad de las leyes.
La justicia va muy lenta, eso ya lo sabemos todos. Pero lo que no se puede permitir es que cuando las autoridades competentes se decidan a hacer algo al respecto de la invasión de espacios naturales protegidos, las empresas tengan ya los viales hechos, la luz metida y medio pinar arrasado. ¿Les van a negar construir ahí cuando el daño ya está hecho? Si por el simple hecho de asfaltar un mísero metro cuadrado sin haber resolución del conflicto se les metiese una buena multa y los responsables (no los trabajadores) pasaran una buena temporada a la sombra no se producirían estas aberraciones hacia el medio ambiente. Y si a la justicia incompetente le sumamos un gobierno regional que apoya todos estos proyectos ya tenemos el lío montado.
1. Los ayuntamientos no tienen un puto duro.
En la provincia de Ávila tenemos una estructura municipal muy fragmentada, donde la mayoría de los municipios no llegan ni a los 500 habitantes y tienen una superficie municipal considerable. Esto repercute en grandes gastos en infraestructuras que tienen que ser financiadas por los ayuntamientos. Estos ayuntamientos están compuestos en gran parte por personas jubiladas, que no ejercen ningún trabajo, no desarrollan ninguna industria y, por tanto, apenas pueden contribuir a las arcas públicas. Si a todo esto le sumamos todos los antiguos pobladores y demás veraneantes que se acercan en época estival, puentes y algún fin de semana nos encontramos temporalmente con pueblos que quintuplican su población. ¿Cómo se financian todos los servicios que necesitan estos visitantes? Con las cuatro perras que tengan las arcas municipales. ¿Cómo se consiguen llenar las arcas? Quien puede monta parques eólicos (véase la Sierra de Ávila), quien no te monta urbanizaciones, legales o ilegales, pero la misión es llenar las arcas para poder hacer frente a las necesidades del municipio.
2. La cercanía de Madrid.
Hay ciertas zonas de la provincia que están influenciadas muy directamente por la cercanía de Madrid. A saber, todo el eje de la A-6 (véase proyectos urbanísticos en Maello, Villanueva de Gómez…), toda la zona Este (Las Navas, Cebreros…) y todo el valle del Tiétar. En el primer caso importa la cercanía de una gran vía de comunicación, en los otros dos un espacio natural atractivo por su riqueza natural.
No veo preocupante el interés por transformar todas estas zonas, pero sí me inquieta que no haya ningún control y los grandes empresarios (de fuera casi todos por cierto) actúen con completa impunidad y a su antojo. Y si os fijáis bien, todas las zonas donde hay proyectos se sitúan en espacios naturales privilegiados. La construcción es una actividad muy a corto plazo. Por esta razón los constructores no se preocupan en forestar una zona donde poder construir ofreciendo un ambiente ideal, simplemente compran el bosque y arrasan con todo lo necesario para poder construir las viviendas unifamiliares.
3. La permeabilidad de las leyes.
La justicia va muy lenta, eso ya lo sabemos todos. Pero lo que no se puede permitir es que cuando las autoridades competentes se decidan a hacer algo al respecto de la invasión de espacios naturales protegidos, las empresas tengan ya los viales hechos, la luz metida y medio pinar arrasado. ¿Les van a negar construir ahí cuando el daño ya está hecho? Si por el simple hecho de asfaltar un mísero metro cuadrado sin haber resolución del conflicto se les metiese una buena multa y los responsables (no los trabajadores) pasaran una buena temporada a la sombra no se producirían estas aberraciones hacia el medio ambiente. Y si a la justicia incompetente le sumamos un gobierno regional que apoya todos estos proyectos ya tenemos el lío montado.
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